Ahora escribo pájaros. No los veo venir, no los elijo, de golpe están ahí, son esto, una bandada de palabras posándose una a una en los alambres de la página, chirriando, picoteando, lluvia de alas y yo sin pan que darles, solamente dejándolos venir. Tal vez sea eso un árbol o tal vez el amor.
Anoche te soñé sacerdotiza de Sekhmet, la diosa leontocéfala. Ella desnuda en pórfido, tu tersa piel desnuda. ¿Que ofrenda le rendías a la deidad salvaje que miraba a través de tu mirada un horizonte eterno e implacable? La taza de tus manos contenía tu libación secreta, lágrimas o tu sangre menstrual, o tu saliva. en todo caso no era semen y mi sueño sabía que la ofrenda sería rechazada con un lento rugido desdeñoso tal como desde siempre lo habías esperado.
Después, quizá, ya no lo sé, las garras en tu seno colmándote.
Nunca sabré porqué tu lengua entró en mi boca cuando nos despedimos en tu hotel después de un amistoso recorrer la ciudad y un ajuste preciso de distancias.
Creí por un momento que me dabas una cita futura, que abrías una tierra de nadie, un interregno donde alzanzar tu minucioso musgo. Circundada de amigas me besaste, yo la excepción, el monstruo, y tú la transgesora murmurante.
Vaya a saber a quién besabas, de quién te despedías. Fui el vicario feliz de un solo instante, el que a veces encuentra en su saliva un breve gusto a madreselva bajo cielos australes.
Quisiera ser Tiresias esta noche y en una lenta espera boca abajo recibirte y gemir bajo tus látigos y tus tibias medusas.
Sabiendo que es la hora de la metamorfosis recurrente, y que al bajar el vórtice de espumas te abrirías llorando, dulcemente empalada. Para volver después a tu imperioso reino de falanges, al cerco de piel, tus pulpos húmedos, hasta arrancarnos juntos y alcanzar abrazados las arenas del sueño.
Pero no soy Tiresias, tan sólo el unicornio que busca el agua de tus manos y encuentra entre los belfos un puñado de sal.
No te voy a cansar con más poemas. Digamos que te dije nubes, tijeras, barriletes, lápices y acaso alguna vez te sonreíste.
Este poema me duele bastante. Acaso alguna vez te sonreiste. Esas palabras siempre se me vuelven un nudo en la garganta. Julio me duele bastante, pero me encanta, me enamora, me enseña, me ayuda a crecer, ufffff Julito.
Me gusto volver y pasar por tu blog, y escuchar las canciones, y disfrutar los poemas, y ver ver que todo esta tan lindo, siempre mas lindo.
Sé que en algún lugar del mundo, existe una rosa única, distinta de todas las demás rosas, una cuya delicadeza, candor e inocencia, harán despertar de su letargo a mi alma, mi corazón y mis riñones.
A esa rosa, donde quiera que esté, dedico este trabajo, con la esperanza de hallarla algún día, o de dejarme hallar por ella.
Existe... rodeada de amapolas multicolores, filtrando todo lo bello a través de sus ojos aperlados, cristalinos y absolutamente hermosos...
12 comentarios:
Definitivamente, me da ganas de leer Cortázar.
cortázar... ufff... qué ganas de cortázar
Excelente combinación: Calamaro + Cortázar.
Besos
Amore amore que quita el sueño!!!
Será por eso que tengo que tomar Neuryl?
Besote!
tiempo sin vernos.
una lastima.
Este poema me duele bastante.
Acaso alguna vez te sonreiste.
Esas palabras siempre se me vuelven un nudo en la garganta.
Julio me duele bastante, pero me encanta, me enamora, me enseña, me ayuda a crecer, ufffff Julito.
Me gusto volver y pasar por tu blog, y escuchar las canciones, y disfrutar los poemas, y ver ver que todo esta tan lindo, siempre mas lindo.
Un saludo ^^
cada vez qe deseas putear a tu jefe mi blog esta enteramente disponible,.
Oh, qué hombre increíble Julio. Justo me encuentro en un momento embebido de sus escritos.
Que linda dedicación.
Este espacio sigue mágico.
Besotones.
Su majestad, calamardo es una debilidad
he vuelto :)
Muchas gracias, por el regalos, sinceramente Cortazar era un maestro.-
un abrazo
Excelente !
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